5) Allá donde fueras haz lo que vieras, y eso hice; si quieres ser un berlinés empieza por comprarte una bicicleta o Fahrrad (una de las primeras palabras que aprendí del alemán). Yo creo que esta ha sido mi mejor inversión aquí. Uno puede comprar una bici de segunda mano por muy poco dinero. Desde que la uso no cojo el transporte público, llego pronto a los sitios y me sirve para llevar la compra, la mochila, etc, en la cesta que lleva incorporada. Así que es mi oficina portátil, mi pequeña casa con ruedas, que me acompaña allá donde voy. Aquí la cultura de la bicicleta está muy propagada, multitud de carriles bici y zonas de circulación solo para bicicletas hacen agradable desplazarse en este vehículo. También se agradece la manera que tienen los coches de conducir, siendo siempre respetuosos con los usuarios de bicicletas; así que uno se siente seguro.
Se ven todo tipo de bicicletas, algunas con un remolque para transportar cosas, e incluso niños pequeños, otros con un gran cajón delantero, donde aparte de cosas también se transportan niños. Desde mi punto de vista me parece peligroso, pero aquí está muy extendido, quien sabe, quizá con el tiempo cambie de parecer.
Foto: Bici-Carretilla.